¿Enseña la Biblia algo sobre la amistad?
Lo primero vayamos a la Escritura para conocer que nos dice sobre la amistad:
En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia. Proverbios 17,17
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Juan 15,14
Estos dos versículos nos enseñan lo que es un amigo de verdad, es aquel que te apoya en tiempos de amargura, en tiempos de dificultad, aquel que no desaparece cuando hay problemas sino que te orienta y es un consuelo para ti, y a su vez, ese amigo es también amigo de Cristo, “porque hace lo que el Señor nos manda”. Cristo consideraba a los apóstoles sus amigos, al igual que a Lázaro, a María Magdalena y a Juan el Bautista. San Pablo y San Juan nos hablan en sus cartas de las amistades que tenían (Romanos 16, 8-9; Tito 3,15; 3Juan 15). Estas personas eran seguidores de los apóstoles que estaban interesados en conocer a Cristo y seguir sus mandamientos.
Pero, a su vez la propia Escritura nos enseña que también existen amistades dañinas para los hombres, amistades que debemos evitar y nos da los rasgos de los buenos amigos:
La conversación agradable atrae muchos amigos,y al que habla amablemente todos lo saludan.6 Que sean muchos tus amigos,pero amigo íntimo sólo uno entre mil. Sirácida 6,5-6
Porque algunos son amigos cuando les conviene, pero no cuentas con ellos cuando los necesitas.9 Hay amigos que se vuelven enemigosy te hacen quedar mal hablando de tus pleitos.10 Algunos son amigos a la hora de comer, pero cuando te va mal no los encuentras.11 Mientras te vaya bien, serán uña y carne contigo;pero cuando te vaya mal, te abandonarán.12 Si algo malo te ocurre, se vuelven en contra tuyay se esconden de ti.13 Aléjate de tus enemigosy cuídate de tus amigos.14 Un amigo fiel es una protección segura;el que lo encuentra ha encontrado un tesoro. Sirácida 6,8-14
El libro del Sirácida o Eclesiástico, nos dice que tengamos pocos amigos íntimos porque muchos nos van a fallar en la vida, pues cuando vengan los problemas nos abandonaran o se volverán en nuestra contra. Que la conversación que tengamos si es agradable y amable puede atraer los buenos amigos, que si este amigo es fiel es un verdadero tesoro que no se debe perder.
¿Qué nos dicen los santos sobre las amistades santas?
Es bueno siempre consultar lo que han enseñado los santos sobre las amistades, por ello, quiero citar algunos textos de la obra “Introducción a la vida devota” de San Francisco de Sales:
“La amistad fundada en la comunicación de los placeres sensuales es grosera e indigna del nombre de amistad, como lo es también la que se funda en virtudes frívolas y vanas, porque estas virtudes dependen también de los sentidos. Llamo placeres sensuales a los que se refieren inmediata y principalmente a los sentidos externos, como el placer de contemplar la belleza, de oír una dulce voz, de tocar, y otros semejantes. Entiendo por virtudes frívolas ciertas habilidades y cualidades vanas, que los espíritus débiles llaman virtudes y perfecciones. Si oyes hablar a la mayor parte de las doncellas, de las mujeres y de los jóvenes, advertirás que no se recatan de decir: aquel joven es muy virtuoso, posee muchas perfecciones porque baila bien, juega bien a toda clase de juegos, viste bien, es galante, tiene hermosas facciones, y los charlatanes tienen por más virtuosos a los que son más chistosos. Ahora bien, como que todo esto sólo mira a los sentidos, también las amistades que de aquí nacen se llaman sensuales, vanas y frívolas, y más merecen el nombre de vanidad que el de amistad.”
No podemos buscar amigos porque juegan bien a algo, o por su capacidad para bailar, o porque sean chistosos, todas estas cualidades son exteriores y frívolas y solo se busca en ellos la vanidad no la verdadera amistad.
San Francisco de Sales da diferencias entre las amistades mundanas y las sanas: lo mismo ocurre con la amistad mundana normalmente produce la repetición de grandes cantidades de dulces palabras, una lluvia de elogios y alabanzas sobre la belleza, la gracia y cualidades estéticas: la amistad saludable en lugar tiene un lenguaje sencillo y directo, sólo se alaba el poder y la gracia de Dios, único fundamento. La santa amistad, sin embargo, tiene ojos simples y castos; actos de bondad controlados e inofensivos; si hay suspiros, será por el cielo, la libertad única para el espíritu, los lamentos sólo serán porque Dios no es amado lo suficiente, la prueba infalible de la honestidad. Santo Tomás, como todos los buenos filósofos, dice que la amistad es una virtud: sin duda habla de la amistad personal, porque, según él, la verdadera amistad no puede extenderse a muchas personas. La perfección, por lo tanto, no consiste en no tener amigos, sino en tener una buena, santa y hermosa amistad.
Para san Francisco de Sales la santa amistad está apoyada en Dios, quien es el fundamento de la misma, en ella prima las alabanzas y la gloria a Dios, los suspiros por el cielo, la honestidad, citando a Santo Tomas de Aquino, habla de la amistad como una virtud, y como tal es algo que como cristianos hemos de poder cultivar y aprender a perfeccionarla, esta virtud no será mejor por más amistades que tengas, sino porque estas amistades, que tengas sean santas y buenas. Para eso debe estar apoyada en las virtudes cristianas y en Dios, no en temas mundanos, ni en gustos superficiales.
Una amistad virtuosa y santa es aquella que busca el bien del otro, le alienta a practicar las virtudes, y también a la amistad con Dios. El buen amigo es el que sabe decirte tus fallos y el que te alaba cuando no estas presente. Por su contra, la amistad falsa sin embargo es equivalente a una falsa moneda, le falta comunicación de bienes honestos, firmeza y rectitud, abnegación y sacrificio.
Por otro lado la cultura en la que vivimos nos invita a usar a los amigos como “utilitarios”, es decir acudimos a ellos solo cuando se les necesita, no valoramos el amor que tenemos por las otras personas, de esta manera la amistad solo cumplirá un propósito pero carecerá de profundidad . Por ello hemos de dejar de ver a otros como “personas que me son útiles” y hemos de verlas como “personas que caminan en la fe, que buscan a Cristo”. Concretamente las mejores amistades serán las basadas en Cristo, aquellas que buscan la santidad, y saben perfectamente que Jesús es el centro de su vida , estas amistades nacidas de las comunidades o grupos eclesiales muchas veces, con las que compartimos la Eucaristía, las que oran por nosotros y a su vez nosotros oramos por ellos, nos hacen ver el amor de Cristo a todos los hombres, y nos llama a amar a otros como lo hizo Cristo.
¿Ha habido amistades santas en la Iglesia?
Para conocer como es una amistad Santa basta acudir a la Iglesia y ver como a lo largo de los siglos se han dado muchos casos de grandes amigos que tenían en el centro de su vida a Dios . Podemos comenzar con la amistad entre David y Jonatan que se nos narra en 1Sam 20, amistad basada en la fe y la lealtad de dos hombres que buscan a Dios.
Si nos vamos a la historia de la Iglesia tenemos el caso de Perpetua y Felicidad, ambas mujeres, una era noble romana la otra esclava, pero pese a sus diferencias sociales se ayudaban mutuamente durante las persecuciones. También podemos citar la amistar que había entre los Padres Capadocios, San Basilio y San Gregorio Nacianceno, entre Santa Mónica y San Ambrosio, San Francisco y Santa Clara de Asis, San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, Santa Teresa de Jesus y San Juan de la Cruz y más recientemente, San Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Para terminar estña un texto de San Gregorio Nacianceno sobre su amistad con San Basilio que recoge todo lo que hemos venido diciendo. Este texto corresponde a una oración de Gregorio por la muerte de San Basilio, Gregorio estaba muy enfermo y no pudo acudir a su funeral, pero le dejo una hermosa oración a su amigo del alma para la posteridad :
“ Nuestro único objetivo y ambición era la virtud…. una vida de esperanza en las bendiciones que vendrán, queríamos retirarnos de este mundo antes de partir de él. Con este gin ordenamos nuestra vida y todas nuestras acciones. Seguimos la guía de la ley de Dios y nos impulsamos mutuamente a vivir la virtud. Si no es demasiado jactancioso, diré que encontramos en el otro un estándar y una regla para discernir lo correcto de lo incorrecto” (Oratio 43).
Yasmin Oré&Jesús Urones